Ese instante inmenso,
tendiente a la salvaguarda,
espiral de nudos sueltos
e hilera lúcida de laberintos.
Aquí,
en esta otra y única realidad,
esta útil y propia perspectiva,
esta falsa y suplente mentira,
me quedo pensando leve
en cuán anclado he llegado a estar
en este mar de papel
y su tormenta dibujada a mano.
Aquí,
en esto único que tengo
fracaso y culmino,
acabo y empiezo,
persigo y parpadeo
porque de cerrar los ojos muero
y de abrirlos me alimento.
Aquí,
en esta proximidad,
me hago.
Me gusta.
ResponderEliminarPor cierto, tu número mensual de publicaciones ha ido disminuyendo (4, 3, 2, 1). Por predicción matemática, el próximo mes será 0, y en junio publicarás -1, etc. Ojo con los negativos. x)
Mi corazón raptado
ResponderEliminarpor las flores del cerezo,
¿volverá a mi cuerpo cuando se dispersen?
Kotomichi