Acongojada, arropó su cuello con ella y sin afán.
Arrepentida, movió con sigilo la palanca de la puerta de piso.
Asfixiada, tomó con cuidado la soga.
Callada, se agarró fuertemente de la soga sobre su cuerpo oscilante.
Acongojada, sintió el sabor a carne bajar hacia el estómago.
Arrepentida,