[el blog de como cuando uno suele por tendencia tratar de evitar caerse cuando como por error se tropieza con un borde de esos pequeños y escondidos y uno intenta sortear entonces la caída que le sigue y cuando sabe que no puede esquivar el golpe del piso le toca como girar para caer sobre el brazo protegiendo el pecho o con los brazos primero como queriendo ser fuertes pero el dolor igual se siente y ya cuando uno deja de pensar en cómo recibir el totazo es que se está o sobando o queriendo levantar]

25.11.12

Cecilita, o la risa de la vida.





nunca creí que Cecilita me fuera a marcar tanto, y por eso recibir la noticia de su deceso me recuerda la risa misma de la vida. la conocí como conocí a todas las señoras que moran en ese hogar geriátrico con mi abuela Sofía, saludándolas a la llegada, a la salida, y de vez en cuando en algún entre tiempo cuando me decidiera a dar vueltas por la casa sin saber qué encontrar.

     con Cecilita todo fue mágico desde el inicio [y no soy el único que lo dice]: sentada siempre en un extremo del sofá frente al televisor de la sala, con una joroba muy tierna y una mirada perdida, dejaba las horas pasar con pasmos repentinos, gestos de sorpresa como los de una niña y la infaltable llevada del dorso de la mano a su frente, conmoviendo a todos los que la conocieron [a todos sin falta], pues solía acompañarlo todo con una delicada y espontánea [siempre igual de espontánea] risita, sin causa aparente y con cierta magia de permanencia; era una serie de sonidos tan extrañamente joviales en su rostro antiguo, que generaban no sólo un brillo específico en sus pequeños ojos, sino una cadena de risas a su alrededor de quienes se tomaban el turno de sentarse a su lado y consentirla en su dulzura.

    estas semanas, y ante las nuevas de mi madre sobre su decaimiento [ojos sin brillo, risa agotada, cansancio visible, estertores], me dije que concebiría su eventual partida como un mensaje trascendente: vivir riendo es ganarse la eternidad. y si conocerla y apreciarla en su pureza* no nos deja una lección sobre la felicidad a quienes compartimos un poco con ella alguna vez, Cecilita no habría cumplido la misión que ingenuamente comandaba en este rincón del universo.

     seguiré riendo, sabiendo que ella nunca parará.


*[porque en su estado de conciencia tan misterioso y nublado para mí, donde comunicarme con ella era simplemente cuestión de gestos y vivacidad, las palabras cobraban muy poca importancia.]

25.10.12

hablándose entre las nubes [chat transcrito]

“Tengo piedad de las estrellas,
Que brillan desde hace tanto,
Desde hace tanto tiempo…
Tengo piedad de ellas.

¿No habrá un cansancio
De las cosas,
De todas las cosas,
Como de las piernas o de un brazo?

Un cansancio de existir,
De ser,
Sólo de ser,
ser triste brillar o sonreír…

¿No habrá, en fin,
Para las cosas que son,
No la muerte, pero sí
Otra especie de fin,
una gran razón,
Alguna cosa así
Como un perdón?”
Fernando Pessoa

“Afuera el frío viento
el ocre del sol en el crepúsculo,
el azul de un solo tono en todo el cielo,
y tú lejos,
y tú lejos.”
Dario Jaramillo

"Cruzar
el lecho seco de un río."
Santoka

“Desnudo
Aquí, en el desorden de la pieza
entre los libros llenos de polvo
y los retratos de viejos,
entre el sí y el no de tantas sombras,
una columna de luz inmóvil
aquí, en este lugar
donde una noche te habías desnudado.”
Yannis Ritsos

“No tengo hogar
El otoño se vuelve inhóspito”
Santoka

“Me llamas
Y no respondo
Porque en silencio
Me hablas.”
- J. García M –

“Nada puedo hacer
Mi vida de contradicciones
Llevada por el viento”
Santoka

“Que el azar me lleve hasta tu orilla,
    ola o viento, que tome tu rumbo,
    que hasta ti llegue y te venza mi ternura.”
D. Jaramillo

 
    “Un silencio vestido de fango,
    el tartamudeo abatido del agua que gotea, el graznido del amor fugaz
    con una puta, hace dos años en septiembre; el hastío, esa lenta langosta
    que me niega el olvido; la sombra de la casa en la memoria, la mañana,
    un sueño que se agota, el árbol casi seco, el ruido de una llama.”
D. Jaramillo


 “Sentadito en la escalera
 esperando el porvenir
 y el porvenir nunca llega.”
  - A. Machado y Álvarez –

“Te llaman porvenir
porque no vienes nunca.
Te llaman: porvenir,
 y esperan que tú llegues
 como un animal manso
 a comer en su mano.
 Pero tú permaneces
 más allá de las horas,
 agazapado no se sabe dónde.

…Mañana! Y mañana será otro día tranquilo
un día como hoy, jueves o martes,
cualquier cosa y no eso
que esperamos aún, todavía, siempre.”
Ángel González


“tendido
sobre la hierba ardida
te deseo”
J.M. Arango

“Secreto con silencio son los nidos
en que late una vida concentrada.
¿Si tal reserva ya no fuese nada?
No creo en los tesoros escondidos.
Soñar no basta:
además, hace falta que sepas
cómo ofrecer a tus sueños un lecho.”
- Adonis –

Tus pies, en blanco y negro. Tu mano.
La otra mano, una sombra.
 Las otras dos, 
heladas, 
vuelan a ellas, 
sobre páramos lunares.


tus pies sobre las baldosas,
corre la Luna desde el cuarto contiguo.
mis pies que piden abrazar los cristales de otra piel.


el mármol, frio
 la piel consciente del suelo y de la piel,
 allá, 
no demasiado lejos,
 tibia.
A la orilla del mar, arena gruesa entre los dedos.


El mar me ha consolado.
Esta rigidez de la ciudad me sostiene en la duda, me hace seguir su ritmo sin aún hallar cómo bailarlo.

Sé que tus pies pueden enseñar a los míos a danzar.


“Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
 lejana... No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...”
Dulce María Loynaz


“Más allá de tu nombre y de mi nombre,
qué será este esperar sin esperanza...”
Dulce María Loynaz

“Tras la máscara, tras las máscaras
de tus máscaras: tu cuerpo. Tu más exacto nombre.”
- JM Echeverry-


Hablaste de desnudez.
 De desnudez en tu alcoba.
Hay algo de especial cuando las ropas ruedan sobre la piel y caen y se apilan sin orden,
en el suelo,
un rato después que ya los pies descalzos se han tocado suavemente,
entonces, ahí, ahora sí vestidos porque la desnudez es el vestido del alma,
dos pieles vuelan una hacia la otra y se pierde el sentido.
Regresa por momentos: 
déjame verte reclama la mirada,
 pero ganan el tacto, el olor, y los sabores...

Cuando se empieza a oler a ti soy tú, 
y tú te llamas yo.

(“Sin él
 aquí
 sin él.
Su fuego susurrando.”

Cantaba Idea Vilariño)


Y se levanta entonces, 
apenas perceptible, 
un humus de los cuerpos;
 y aparece un brillo en cada parte de ellos.
 Es la desnudez de la desnudez,
es el alma
que fluye para poderse encontrar en la otra con la otra y sumar uno,
o cero
o infinito.
      
La imagen no deja de parecerme, aunque infinitesimalmente descriptible, abismalmente inefable. La matemática de los cuerpos se componen de una suma imposible, más bien, de una multiplicación de cuerpos y energías. Uno choca con el otro para convertirse en quince mil, en menos diez... efectivamente, en infinito.

Desnuda o no mi alma, la siento aquí presente, hablándote.

Espalda y torso.
océano y barca.
Barca y océano.
Brazos.
Impulsos.
Piernas que se elevan y pies que se apoyan en los hombros al alcance de los labios...
Manos que recorren colinas, planicies, abismos...
Cuerpos como números...
Un cero como círculo capaz de comprender en él cualquier otra figura.

Si cerramos los ojos un instante y dejamos ir las manos, 
ellas coincidirán en el espacio.
 hablándose entre las nubes.

Somos aves migratorias guiándonos por un magnetismo de carne y sangre, volamos hacia el sol, nos fundimos con la última luz y vemos los círculos ubicuamente: desde los ojos del otro, desde las uñas, los dedos, cada hueso, redondito, redondito.

Quisiera nadar en los dos lagos que callan tus párpados, quisiera nadar incluso cuando estos los callen, y así moverme a oscuras, sin frío, sin miedo.

“dolor de no ver juntos
lo que tú ves en sueños.”
P. Lastra

“Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como
 un pájaro del borde filoso de la noche.”
Alejandra Pizarnik

tomaré el riesgo.
me gusta que me vean.
que me veas.
 
 

4.10.12

peregrinaje. [relato / crónica / epístola invisible]

recoge las boletas en la taquilla a dos horas de empezar la función. es un tiempo considerable si se está en un lugar ajeno, ni incómodo ni preferido, tan sólo un conjunto de paraderos, alamedas, calles y edificios que significan poco para él, o tal vez mucho, de no ser porque olvida sin decidirlo. [a veces lo acechan las sombras que él mismo creó, pero lo ignora, sonríe, sigue su vida; esta noche irá a teatro.]

      atendiendo de un vistazo hacia el oriente, nota el exquisito rojo que devora las montañas por la luz del atardecer. es un fenómeno óptico que tarda poco y por eso se siente afortunado de presenciarlo tan de cerca, bajo un cielo inusualmente desprovisto de nubes [sólo se asoman unas cuantas en el horizonte del otro extremo, pintando el lienzo azul con magentas, amarillos, cremas]. entonces reflexiona: ¿hace cuánto no presencia un atardecer como su plan de transición entre las horas? durante los meses recientes, verlo era el más bello accidente, casi un descanso en medio del transporte abarrotado al final del día, un instante de placer contemplado a la distancia.

      cree, entonces, conveniente ascender las calles hasta un punto considerablemente elevado, superior al promedio de los techos de la zona [la cual, es de aclarar, está al pie de la montaña y por eso su extraña topografía]. para ello, camina en dirección de los cerros enrojecidos y contempla, durante el camino, su lento degradé hasta el verde más oscuro posible: el sol ya casi muere, debe apurarse si lo quiere alcanzar a ver. aprieta su paso para llegar más rápido a pesar de los jadeos que ya empieza a exhalar, ajusta las correas de su mochila por puro aerodinamismo ingenuo y mira constantemente hacia atrás para asegurarse de estar logrando el mayor rango posible del horizonte, superando la silueta de los molestos edificios bancarios o las torres empresariales. 

      como confía en el acto de caminar como vía de meditación breve, silenciosa, hasta existencial, deja activar sin quererlo las imágenes del pasado para hallarle otro sentido al sendero. recuerda, efímera y difusamente, su último atardecer visto con ese empeño añorado. era un jueves. estaba acompañado esa vez, aunque ninguno de los dos conocía el camino. al no poder guiarse entre sí, caminaron esa tarde por una calle cualquiera hasta un parque cualquiera y se sentaron a hablar de lo que habla todo el mundo la primera vez que comparte tiempo juntos en un día cualquiera: el pasado, el presente, el futuro, los sueños, las desilusiones y las grandes esperanzas. escucharse y disfrutarlo: ese fue el tesoro que le dejó febrero. "febrero...", piensa, "siete meses sin despedir el sol". lejos de abatirse, se empeña en cruzar la última calle antes del riachuelo; ya logra ubicarse espacialmente: ahí están el tronco que cruza el cauce, el camino de piedras, los barandales de madera, el parquecito infantil y los ladrillos con forma de anfiteatro. no cupo duda de ser el lugar que alguna vez visitó y camina hasta los ladrillos para allí sentarse.

       y sí, ahí están el mismo cielo desnudo sobre su cabeza y el recuerdo aniñado de su último atardecer. pero de atardecer nada: no es ese el lugar elevado en el que consideraba permanecer sus dos horas de licencia, justo entre él y el sol hay una serie de altos edificios residenciales que interrumpen como un gran telón la visión de la última luz del día, trayéndolo de inmediato a pensar en las decepciones de la propia memoria. de nuevo no se abate, ha llegado hasta ahí por algo, sigue habiendo bellos accidentes en sus horas. por lo menos, puede disfrutar la luz que perfila las construcciones y escuchar cercana el agua bajando por entre las piedras.

      pero entonces, ¿por qué el recuerdo del sol sobre esos ladrillos, el recuerdo del sol sobre la cara de su acompañante aquella tarde de febrero? busca, estando de pie, el resquicio que le daría la respuesta. ante él está una delgada línea que conecta el horizonte con el anfiteatro, una brecha minúscula entre las fachadas de dos edificios, lo suficientemente ancha para dejar pasar un único haz de luz a contados minutos del atardecer. entonces todo está claro: esa tarde de febrero, tan exquisita y fresca todavía en su cabeza [a pesar del descuido de pensar que avistó un atardecer en todo su esplendor y no tan sólo un fragmento], esos edificios que obstruían la última luz habían sido como los parales de los relojes de sol, indicando con su sombra una hora precisa o una cuenta regresiva. ese día, aquel jueves, se dejaron bañar por el oscilante chorro que pasaba por el resquicio, como si fuera la última ola de un mar que no volverían a ver. este recuerdo hermoso de una cortina luminosa condenada a extinguirse en el parque de un lugar cualquiera de un jueves cualquiera, es ahora una de sus tantas certezas y de sus tantas alegrías, tan intensas como para volver a recordarlas como parte de un todo, merecedoras de sus más humildes [y bellamente accidentados] peregrinajes.

      ya la noche coge ventaja, a pesar de no encenderse aún el alumbrado de los faroles. la luz azulada tan intensa de esa hora lo reconforta por unos instantes y respira hondo antes de partir hacia la función de teatro [que a final de cuentas, y para los efectos de esta historia, no logra convertirse en el centro puro de su día ni en el meollo del resto de su año, sino en una excusa fácil para haber vuelto, como en la canción, a ese viejo sitio donde amó la vida]. caminando en bajada, pasando de nuevo el tronco sobre el cauce y cruzando la calle que lo devolvería al ruido de las avenidas a la hora pico, sabe que ese ritual fortuito de regresar sobre sus pasos no estará completo si no se lo cuenta al compañero de ese entonces, donde quiera que esté. porque a pesar de que en la época en que compartieron ese mágico y breve ocaso sus vidas eran un archipiélago inconexo, territorios de lenguas disímiles, cultivos de inciertas hortalizas, siete meses fueron suficientes para forjar lo que él consideró una beneficencia del tiempo, un regalo insospechado pero altamente agradecido... pero hoy, estando solo en aquel parque, lo colma la seguridad de haber retornado a la nada -o tan sólo su disfraz-. 
"implacable
tiempo
mudo,"
piensa, como escribiendo un poema,
"¿por qué permites
que la imagen
se diluya
ineluctable,
mientras
la veo irse
sin otro huésped más
que el suplicio?"


      se encuentra con la compañía para esa noche teatral, charlan con un café, ven el monólogo como románticos apasionados del arte y luego se despiden a sus moradas con más planes en las conciencias. de nuevo solo, en el viaje hacia su casa, sigue preguntándose muchos porqués. muchos, con el del silencio a la cabeza.


***

27.9.12

"gelatina" [fragmento], mario levrero.


Varios días después. La experiencia de soledad me hizo bien, Ma miraba con la boca abierta cuando le alcancé el rollo de arpilleras.
     -Es inútil -le dije-. No quiero abusar de tu hospitalidad, no te quiero, no quiero acostarme contigo. Me gusta cómo recitas en francés, te quiero como a una hermana, me da asco, no de ti, sino de mí, incesto o algo similar, no funciona.
     Era de tarde, quedó llorando, le pasé la mano por el pelo y me fui a la rueda, en la fuente. Me senté en la piedra y me dijeron que estaba muy flaco, si era amor o hambre.

en: la máquina de pensar en gladys, mario levrero
uruguay, editorial tierra nueva, milnovecientossetenta
pág. cientotreintayséis 

14.8.12

yellow my veld

blissfully i state
the spin of the world
forsook me
for it matters not
in this hourless,
senseless planet,
in this globe shaped
as a sheet-armored bed

our souls
may wander
aimlessly,
though fiery
they endure





25.7.12

piesdefoto cuatro.

remo sin destino
en un mar sin fundamento,
este charco que te ahoga
como espejo de mis furias,
como diente hincado,
como ojo herido.


[Sin título], por Pablo. V.Aguirre



---


inmóvil entre la muerte
lo invade el paso del futuro,
el miasma simple insípido
que sudan unos
y comen otros.

llueve en otoño.


[Sin título], por Francisco Anwandter


---


reposa en la trastienda
de su sueño más cercano
esa vida que es más una
que las muchas que dibuja.

olas que se comen a las olas,
y sólo eso recuerda.



Acerca del pretérito
Acerca del pretérito, por morespineL



---


sinécdoques que tientan
predicciones del mismo crimen,
¿cuántos ríos de vasija
fluirán hasta tu ausencia?

mil resquicios avisté
tirando de la cadena.


Untitled
[Sin título], por Hidekito (Fernando Tsuchiya)



---


se siguen entre sí,
como sellos incestuosos,
esos cuencos ovalados
sobre los cuales partí.

convertí en arena
esta inútil despedida.


huella - mark
huella - mark, por sandratei


---


era y no será
la que nos llena
mientras dormimos

en este sueño
eres la luna que arriba
la que que nunca, nunca,
mengua.


Lun-Era
Lun-Era, por LunaLun Era (Lorena Agudelo)


---



te oxido
cada vez más
en mi paisaje de ti

entre las nieblas que no se van,
entre las nubes que no se ven.


Black Rain from the Bombing
Black Rain from the Bombing, por _▁▁▂▄▅▆  (Estefanía López)


---


se revela en su discordia
que los días ya no avanzan,
que vivir tiene ya el aliento
de esperar sobre la cama
un abrazo de despedida.

ha añorado lo suficiente.


Ventana Indiscreta Mujer 2, por Servicio Ejecutivo


---


contemplaron ese valle
que una vez los separó
añorando sin saber
el olor del mismo árbol.

ninguno
cree eternos
los vacíos.


Untitled
[Sin título], por Fernando Farfán.



15.6.12

piesdefoto tres.


quise ver tras la grieta
esa esquina del pasado,
donde juntos revelamos
que no hay vida sin la noche.

las paredes de vidrio
son las que más se empolvan.



Ama a quien no te ama, por i_acuna (Iván Acuña Miranda)



---


ruedo, ando, ruedo,
pedaleo para encontrar
tu camino entre las zarzas.

zumba tu bici a lo lejos.



IMG_5919
[Sin título], por mazzaromanuel (Manuel Mazzaro)



---


no hay nadie que lo detenga,
pero él ya está detenido.

de nadie se despide.


Untitled
[Sin título], por paula.walker



---


toco el borde bocarriba viendo un solo cielo,
inquebrantable, indivisible.

despierto soñando
con orillas que se pierden
más allá de su comienzo.

tu frontera
se diluye
entre mis piernas.


HERE IN THE FOREST DARK AND DEEP I OFFER YOU ETERNAL SLEEP.
HERE IN THE FOREST DARK AND DEEP I OFFER YOU ETERNAL SLEEP, por Maps☽ Dou
http://cupidoalaska.tumblr.com/



---



es mi cuerpo el que se funde
en el beso de las dos tormentas.

¿dónde anida la sangre
que escapó subiendo el río?

he de errar para huir de mis errores.




BSQ
BSQ, por ·DTG· (David Tejada)



---


esos mapas 
que se ultiman
entre las huellas
y las sombras.

¿arderá la tierra
si trazamos
la misma 
ruta-de-escape?


Untitled
[Sin título], por Móni. (Móni Vilá)



3.6.12

piesdefoto dos.



y encontrar entre las rocas
la ruina de otros tiempos,
un aullido viejo


.
. "Para Persépolis en los Andes", por Julia Nanda Bejarano


---


hacer nidos de aire
cuando el frío 
nos abandona


Untitled
[Sin título], por .eme. [Maider Jiménez]


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quiero inventar el silencio
para no aburrirme en entretiempos


Quiero inventar el silencio para no aburrirme en entretiempos.
Quiero inventar el silencio para no aburrirme en entretiempos por Jd-Automne


---


la espera,
ese sabueso delgado
que jadea al mediodía
y porta sin pudor
la angustia de otro tiempo

Untitled
[Sin título], por PaTrAñAz


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se puede volar en pedazos y regresar como un todo,
ser mil cuerpos en levedad con el cielo como techo.

cada nube es mi propia memoria, flotando para a veces llover.


Untitled
[Sin título], por Felipe Becerra


---


me mira de costado
con el puñal entre las manos.

ahí está,
no lo suelten,
es el espía que soñé.


[Sin título], por J u l i o [Julio Nova]


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¿quién si no
aún pregunta
por el cielo
que tanto ansío,
por aquello
que no atraigo?

él, ello, ella.
ese dedo que soy yo.


[Sin título], "---------------Tu culpa--------------", por Miguel Cuesta