Varios días después. La experiencia de soledad me hizo bien, Ma miraba con la boca abierta cuando le alcancé el rollo de arpilleras.-Es inútil -le dije-. No quiero abusar de tu hospitalidad, no te quiero, no quiero acostarme contigo. Me gusta cómo recitas en francés, te quiero como a una hermana, me da asco, no de ti, sino de mí, incesto o algo similar, no funciona.Era de tarde, quedó llorando, le pasé la mano por el pelo y me fui a la rueda, en la fuente. Me senté en la piedra y me dijeron que estaba muy flaco, si era amor o hambre.
en: la máquina de pensar en gladys, mario levrero
uruguay, editorial tierra nueva, milnovecientossetenta
pág. cientotreintayséis
No hay comentarios:
Publicar un comentario