Un juego de detectives que empieza cuando se hace noche y no acaba cuando se hace de día.
Ya no es el foco de quien huye, es del Sol y de los espejos.
Es una sombra sagaz que se escabulle y se amolda en grietas o rocas, que sobrevive al bombardeo de la luz que la señala con un dedo resentido como la cara de la nada y la ajuicia por aquello de lo cual ella carece: ese don nato de saberse esconder.
Elfocomira.
ResponderEliminarQuerido Marco,
ResponderEliminarte respondo por aquí porque supongo que no se notifica al publicar un comentario posterior al tuyo. La copa para cuando los dos mil pesos que esperan impacientes en mi "biblioteca" reposen en tu mano.
:)
P.D. Mi copa la quiero de helado :P
Jajaja.
ResponderEliminarNo te acuerdas. Son dos mil pesos para techo. Y con eso quise decir: la copa para cuando vaya a Bogotá y nos encontremos :)