[el blog de como cuando uno suele por tendencia tratar de evitar caerse cuando como por error se tropieza con un borde de esos pequeños y escondidos y uno intenta sortear entonces la caída que le sigue y cuando sabe que no puede esquivar el golpe del piso le toca como girar para caer sobre el brazo protegiendo el pecho o con los brazos primero como queriendo ser fuertes pero el dolor igual se siente y ya cuando uno deja de pensar en cómo recibir el totazo es que se está o sobando o queriendo levantar]

15.7.13

cientoveintiséis y con la lluvia en ambos lados de la ventana, todavía. [anotación de bitácora.]

dicen que uno debería escribir cuando lo necesita sobre la superficie más cercana y asequible, no importa lo rústico, incómodo o tramposo del medio. aunque el romanticismo del papel y la tinta es habitual para mis anotaciones esporádicas, y aunque los teclados electrónicos hagan parte de mi presente epistolar [bendita sea la internet], nunca había consignado algo digital a modo de bitácora en uno de esos celulares que hoy en día ya hacen parte del paisaje occidental.

el encabezado cuenta los días que lleva eso escrito detrás del vidrio interactivo, cientoveintiséis noches donde ya el sentimiento no es el mismo, ni la intención al leerlo siquiera, ni la emotividad o proximidad que la sensación espiritual me evocaba [y que tal vez, sólo tal vez, me llamó a escribirlo].

publico aquí uno mis anacronismos. [ojalá no sea esta una falsa tranquilidad].


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11 mar 2:54

esta es mi primera anotación electrónica a modo de bitácora. a las dos de la mañana es mucho lo que se quiere decir en mitad de la tormenta del silencio.
[hay cierta textura en el aire que me corta con su agudeza]

tengo en mi poder un libro que traje porque lo pedí prestado a mi mejor amiga, es de Cioran, editado el año en que nací y con anotaciones en lápiz en los bordes... siento que, en este estado de irreflexión y estatismo, seguirlo abriendo me destruirá. ese libro-catarsis contiene el infierno adentro, dice que "el saber es una plaga" y que no poder escapar a la reflexión es torturante. pero no da luces para sanar el intelecto, bañar la grima, respirar por sobre el pantano... es una cloaca nauseabunda donde veo mi propio reflejo contradictorio, verborréico y frágil.

¿qué es esta extraña melancolía que me rasga a esta hora?

[ni siquiera sé si quiero dormir. Cioran dice que el insomnio es el infierno, que en el paraíso a nadie le niegan la bendición del descanso. tal vez yo mismo me eche a arder.]


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a quién engaño... volverlo a leer me remite a esa noche que es como esta noche. tal vez me sugestioné al transcribirlo y repasar cada letra como si fuera un corte en la carne, pero la esencia de este momento es la total incomprensión de mi estado mental.

no sé cómo enlazarme al presente. parezco inexpresivo e incluso, insensible en medio de tanta sensiblería. llego a mentirme.

¿cómo destruir una armadura?


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[nadie a quien cantarle esto:]


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