[el blog de como cuando uno suele por tendencia tratar de evitar caerse cuando como por error se tropieza con un borde de esos pequeños y escondidos y uno intenta sortear entonces la caída que le sigue y cuando sabe que no puede esquivar el golpe del piso le toca como girar para caer sobre el brazo protegiendo el pecho o con los brazos primero como queriendo ser fuertes pero el dolor igual se siente y ya cuando uno deja de pensar en cómo recibir el totazo es que se está o sobando o queriendo levantar]

11.10.09

Son las seis, y sí, yo también cuento las horas.

Fotografía: © Ansel Adams.


De un concurso del fanpage "Yo amo escribir!"
TEMA: ¿Qué siente un árbol cuando ve el atardecer?
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Un degradé desde el verde más claro hasta el otro extremo. Ese color oscuro que luego se camufla con el cielo si no hay luna, y que si la hay sólo se ve negro siluetado. Pierdo mi verde por unas horas y me torno hondo e invisible, me siento enajenado y olvidado entre los demás, no poseo ya la capacidad de colorear este valle ni de regalar mangos a seres con patas, ahora me enfrasco en la espera que se torna eterna mientras respiro y exhalo, respiro y exhalo, y añoro el rayo que me proclame verde de nuevo, verde que ensancha y verde que aprieta, verde más claro y más claro, y más hondo y más yo. Pero por ahora sólo disfruto, por ser árbol también sé de tiempo, espero, lontananza de las horas lejanas, quiero agua en la noche o pisadas en el bosque. Me dejas, estrella, pero me acompañan los sonidos. Tengo oídos en mi savia y ojos menos verdes ahora.

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